Foto: Gervasio Sánchez. "Jugando con paraguas". Sierra Leona, África. Mayo 1996
Es una de esas tristes tardes de invierno cuando, a las cuatro y media de la tarde decido a llamar a Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959). Tras conocerlo en una exposición en l'Hosiptalet, consigo ponerme en contacto con él y acordamos la fecha de lunes 28 de diciembre para realizar la entrevista. Estoy un poco nervioso, no se habla cada día con un fotógrafo de guerra.
¿Podemos vivir sin guerras?
El hombre ha sido incapaz de vivir sin ellas desde tiempos inmemoriales. Siempre ha habido guerras... Hemos creado obras de arte impresionantes, curas para las peores epidemias, pero no hemos podido acabar con la guerra. No hay vacuna para la violencia.
¿Es este un mundo violento?
Un mundo muy violento, solo hace falta ver lo que está pasando en estos momentos. Nunca había habido tanta gente refugiada en la historia. Vivimos un momento muy difícil y la UE no está haciendo mucho por solucionar, ayudar o disminuir los problemas de las personas que huyen de las guerras y los conflictos de sus países.
Pero cada vez somos menos crueles. ¿No?
No lo creo. La crueldad sigue siendo una forma de actuar que en las guerras convierte a los hombres en verdaderas bestias.
¿La gente disfruta matando?
En Bosnia he visto a gente matar delante de mí y no parecían arrepentirse. Muchos disfrutaban de ese poder que dan las armas.
Siempre hay monstruos…
Los que matan no son monstruos. Si sólo mataran los monstruos, estaríamos todos salvados porque ni tú, ni yo, ni mi hijo, ni mi padre somos monstruos. Los que matan son personas normales y corrientes que en otras circunstancias no matarían.
¿Hay bondad en el hombre?
He conocido a muy poca gente que prefiera morir antes que matar. La mayor parte de los humanos prefieren sobrevivir, y, si tenemos que matar, matamos. Es muy fácil decir: “Yo no mataría”. No matarías en Barcelona, en Madrid o en Zaragoza, porque no hay una guerra. Somos débiles y cobardes, es importante tenerlo en cuenta.
¿Todas las guerras se parecen?
Las causas son distintas, pero los comportamientos son parecidos. Ha habido pocos cambios en la forma de matar. Hace 80 años no se grababan las ejecuciones, pero las atrocidades eran las mismas.
¿Puede comprenderse su horror sin haberla vivido?
La guerra es imposible de entender si no la has vivido. La guerra no dura ochenta líneas de un periódico. La guerra dura las 24 horas de los 365 días de los años, de las décadas, que pueda durar. Las guerras no se acaban cuando se firma la paz. Las guerras acaban cuando sus consecuencias se han superado. A veces pasan años, a veces siglos, a veces, simplemente, no acaban.
¿Lo ha comprobado?
Me gusta volver a los sitios después de que la guerra haya acabado oficialmente. Cuando he vuelto a Serbia o a Sierra Leone me he encontrado con gente que aún busca a sus familiares desaparecidos, pueden haber pasado veinte años, pero la guerra sigue allí.
Tendimos a olvidarnos de ello
Creo que sí. Y es uno de los principales problemas, el olvido. Los estudiantes deben conocer la historia de su país, saber lo que ocurrió. Hoy día cualquier joven ve lo que pasa en Siria como algo brutal, pero se olvidan de que aquí en España tuvimos una guerra civil comprable, terriblemente violenta. Se hicieron auténticas barbaridades y por parte de los dos bandos. Las ejecuciones extrajudiciales, los asesinatos, las torturas, y las violaciones sistemáticas de los derechos humanos fueron una constante. Eso paso aquí: en Barcelona, en Tarragona, en León, en Madrid, cerca de nuestras casas. Pero parece que no nos acordemos.
¿Y la guerra civil? ¿Ha terminado?
No, sus consecuencias no se han superado. En junio hará 80 años del golpe de estado del 36. Franco lleva ya 40 años muerto y seguimos teniendo un gravísimo problema con las miles de fosas comunes sin desenterrar. Hemos sido incapaces de desarrollar un proyecto político común capaz de encontrar una solución para este problema.
¿Tiene esperanzas?
La cosa va a seguir muy fea durante mucho tiempo. No soy futurólogo, pero no creo que el mundo vaya a ser un lugar mejor dentro de veinte años. La guerra es un gran negocio, hay mucha gente que le saca beneficios y será muy difícil acabar con ella. Somos egoístas y egocéntricos, solo nos preocupamos de las guerras cuando las sufrimos directamente.
No le veo optimista…
Soy realista, en treinta años no he visto ninguna mejora, incluso la situación ha empeorado. La caída del muro de Berlín supuso una esperanza, pero el tiempo ha demostrado que nos equivocábamos.
Joan Simó